Reseña de: El fin de la eternidad

Título original: The End of Eternity
Autor: Isaac Asimov
Traducción: Fritz Sengespeck
Género: Ciencia ficción

Sinopsis: En el siglo XXVII, la Tierra funda una organización llamada Eternidad, enviando sus emisarios al pasado y al futuro para abrir el comercio entre las diferentes épocas, y para alterar la larga y a veces trágica historia de la raza humana. El proyecto está integrado sólo por los mejores y más brillantes exponentes de cada siglo:  personas que dejaron de lado sus propias vidas para dedicarse a servir a los demás. 
  Para hombres como Andrew Harlan, Eternidad representaba mucho más que un trabajo: era su vida, su amante, sus hijos, su familia. Pero cuando viajó al siglo cuatrocientos ochenta y dos, no puso evitar enamorarse perdidamente de una hermosa no-eterna llamada Noÿs Lambent. Ahora, perseguido por una burocracia todopoderosa, Harlan y su amante escapan entre los siglos, buscando romper todas las reglas que sean necesarias para preservar su futuro juntos. Incluso si para ello deben destruir la propia Eternidad...

Es complicado hacer una reseña algún libro de Asimov sin plasmar la emoción que me roban siempre sus finales; y es que éste señor es quizá el más grande genio de ciencia ficción que ha respirado en nuestro mundo.
Cierto, no era el mejor escritor del mundo, y El fin de la eternidad es una muestra de ello. Con un comienzo muy flojo y confuso, pensé que acabaría leyendo la única novela de Isaac capaz de no robarme gritos de colegiala llena de emoción..grave error.

Comenzaré hablando por los personajes; nuestro personaje principal es Andrew Harlan, un tipo duro y tan cuadrado que casi te saca los ojos. Isaac Asimov nunca se caracterizó por crear buenos personajes, y si usted ha leído antes alguna obra suya, sabrá que le gustan así. Quizá por la época (fue escrito en los 50s), donde los personajes favoritos de la gente eran duros y guapos, simples, con un peinado tan estilizado como sus valores. 
Aparte de Harlan, tenemos algunos personajes secundarios muy poco recurrentes y sin mayor valor literario, más allá de lo circunstancial y del argumento principal.

Y es aquí lo que está para la eternidad; estamos ante una percepción del tiempo totalmente alucinante. Y esa es la magia de Asimov, ciencia ficción dura y pura, con demasiada ciencia y toques de ficción que te hacen alucinar. Y es que, podemos vivir a través de sus páginas un futuro alucinante, pero bastante creíble.
Viajando a través de los siglos, con pequeños cambios en detalles que pueden llegar a transformar la realidad, la gente de la Eternidad guía al mundo hacia la felicidad eterna, hasta que nuestro duro personaje se enamora (querido Asimov, demuestras una vez más lo poco que sabes del tema, y lo mal que se veían tus historias con temas de quinceañeras) y la trama se vuelve ligeramente más intrincada.

Pero la magia de ésta novela, está cuando el lector se acerca más y más al cierre de la misma. Algo que nadie debe perderse jamás.

En fin, una novela breve y con un comienzo difícil; con personajes poco interesantes y con situaciones forzadas que no debería triunfar. Sin embargo, tenemos que ser conscientes que Asimov no fue un escritor más, si no un genio sin igual que aparece una vez cada mil años. Y si leemos con atención el marco referencial de otras de sus novelas, la ciencia ficción dura del argumento principal, y los alucinantes viajes que nos regala, aseguro que nadie podrá cerrar la boca con la fascinación al terminar de leer ésta increíble aventura sin igual.

El fin de la eternidad tiene 

Isaac