Autor: Isabel Allende
Traducción: -
Libro: 2/3
Formato: Tapa blanda
Páginas: 336
Género: Ficción, juvenil, fantasía, realismo mágico
Sinopsis: La estatua del Dragón de Oro permanece en un reino pequeño y misterioso, enclavado en la cordillera del Himalaya. Y según cuenta la leyenda, este magnífico objeto, un poderoso instrumento de adivinación incrustado de piedras preciosas, preserva la paz de estas tierras. Una paz que ahora, por la codicia en el alma de los hombres, puede verse perturbada.
En El Reino del Dragón de Oro, Isabel Allende nos invita a entrar en una doble aventura: seguir las peripecias de Alexander Cold, su abuela Kate y Nadia Santos, protagonistas de La Ciudad de las Bestias, en la belleza desnuda, limpia, de las montañas y los valles del Himalaya; y descubrir, con ayuda de la pluma mágica de Allende, el valor y la sencillez de las enseñanzas budistas.
En El Reino del Dragón de Oro, Isabel Allende nos invita a entrar en una doble aventura: seguir las peripecias de Alexander Cold, su abuela Kate y Nadia Santos, protagonistas de La Ciudad de las Bestias, en la belleza desnuda, limpia, de las montañas y los valles del Himalaya; y descubrir, con ayuda de la pluma mágica de Allende, el valor y la sencillez de las enseñanzas budistas.
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*Hoy tocaba Top Ten Tuesday, pero Jamie se ha sentido mal por su embarazo y la sección estará en pausa hasta el 7 de marzo. Mientras tanto se vale hacer freebies, pero yo aprovecho para sacar esta reseña que lleva en borradores unos cuantos siglos.
La segunda parte de la trilogía Memorias del Águila y el Jaguar se salva de la maldición del relleno del sándwich por el simple hecho de que no representa una transición, sino una suerte de meseta literaria.
¿Y a qué diablos me refiero con "meseta literaria"? Verán, hay historias que padecen de un estancamiento en su trama; cuando se trata de novelas autoconclusivas, basta con decir que la historia "fue plana" y no se llega más lejos. Pero cuando hablamos de una serie de libros, uno espera que la historia "crezca", que "vaya para arriba". Nadie compra veinte novelas que son todas la misma. Y yo, cuando llego a la segunda parte de una trilogía, espero ver a sus protagonistas encaminados al cambio que va a concluir la historia completa; ya sea este personal o circunstancial.
La segunda parte de la trilogía Memorias del Águila y el Jaguar se salva de la maldición del relleno del sándwich por el simple hecho de que no representa una transición, sino una suerte de meseta literaria.
¿Y a qué diablos me refiero con "meseta literaria"? Verán, hay historias que padecen de un estancamiento en su trama; cuando se trata de novelas autoconclusivas, basta con decir que la historia "fue plana" y no se llega más lejos. Pero cuando hablamos de una serie de libros, uno espera que la historia "crezca", que "vaya para arriba". Nadie compra veinte novelas que son todas la misma. Y yo, cuando llego a la segunda parte de una trilogía, espero ver a sus protagonistas encaminados al cambio que va a concluir la historia completa; ya sea este personal o circunstancial.