Reseña de: (Mundodisco 3) – Ritos Iguales

Título original: Equal Rites
Autor: Robert Jordan

Género: Fantasía, Aventura, Humor

Sinopsis: Un mago moribundo cede su bastón -y por tanto su poder- a Eskarina, un recién nacido que, según los rituales admitidos, no puede ser mago sino bruja. Con el tiempo, el rito de iniciación se completa con un aprendizaje más formal en la Universidad Invisible, inefable centro de estudios esotéricos, donde el mago Simón hace gala de sus increíbles poderes. Juntos, Eskarina y Simón tendrán que hacer frente a una invasión de extrañas criaturas que amenazan con destruir Mundo Disco... En esta nueva novela de la serie, las aventuras y peripecias de los personajes se multiplican a la par que las carcajadas del lector.

Ritos iguales comienza diciendo que tal vez en sus páginas encuentres la respuesta a muchas de tus dudas sobre la magia del Mundodisco, y de alguna manera me cumplió, aunque realmente nunca me detuve a pensar en los detalles que rodean a los magos.

El principal es una regla no escrita: los hombres son magos y las mujeres son brujas. Los magos hacen magia con “jometría”- que me caiga un rayo si no amo a Yaya- y las mujeres usan hierbas y “cabezología”. Y a decir de Yaya, para las brujas la magia es prácticamente innecesaria, al menos para una bruja de pueblo, porque Yaya se la pasaba haciendo de partera y buscando y trabajando hierbas para curar cositas. 

Además de eso, entre el repertorio de una bruja está volar en escobas (o algún palo), invadir la mente de los animales, usar bolas de cristal y leer el futuro. Osea, lo usual. Y los magos dedican sus días a los encantamientos, leen muchos libros, hacen jometría y tratan de dominar los grimorios, libros donde están apresados los hechizos.

Hasta que nació Eskarina. En resumen, el libro trata de los problemas a los que tuvo que enfrentarse para lograr su ambición: ser bruja Y maga, la primera de la historia. Porque no sólo nació siendo mujer, sino que además es una niña y nadie toma en serio a los niños. Desde joven Yaya la toma como aprendiza de bruja, pero cuando Esk cumple ocho años parte hacia la Universidad Invisible para convertirse en maga también. Y Yaya está decidida a ayudarla, porque es uno de esos personajes femeninos que las niñas deberían de leer…en lugar de otros supuestos personajes que realzan el feminismo…pero eso es harina de otro costal.

Además de Esk y Yaya aparece Simón, un aprendiz de mago que tiene la capacidad de pensar en nuevos hechizos. Cosa que no ocurría desde hace mucho tiempo, porque los magos antiguos ya habían descubierto todos los hechizos y los nuevos no podían hacer más que tratar de manejarlos.

Y para no meterme en rollos. Ritos iguales es otra muestra de la sátira social de Terry Pratchett, que en paz descanse, en el que nos introduce un poco más en su mundo. No es tan del tono jocoso como El color de la magia y La luz fantástica, pero sigue siendo muy divertido de leer. Tiene personajes entrañables, a la par que constructivos. Y como siempre, Terry hace gala de toda una gama de personajes, cada cual más dispar, y lo mismo puede decirse de la trama de la novela. Como Esk tuvo que viajar hasta Ankh-Morpork se cruzó con numerosos pueblos y personas, mediante los cuales conocemos más detalles del universo en el que se desarrolla la serie.

Lo único malo que puedo decir es que empiezo a sentir que Terry tiene la maña de escribir sobre el viaje de un par de personajes y un objeto interesante. A los que se une otro personaje que aporta información, por decirlo de alguna manera.

En resumen, Ritos iguales es una muestra más de la brillante pluma de Terry Pratchett. Que fue capaz de escribir sobre un par de personajes femeninos fuertes, a pesar de que son tan dispares (una anciana y una niñita) y del tono humorístico de toda la novela. Además de los personajes masculinos, que nos enseñan los caminos de la magia y los problemas que ésta puede causar, introduciéndonos en los recovecos de la magia del Mundodisco.